lunes, mayo 15, 2006

Jóvenes: “Tú no me entiendes, papá”


"La vigilancia tecnológica que se propone en el aviso no es un recurso o forma para hacer mejor las cosas."


El aviso publicitario de Movistar ofreciendo el servicio de un mecanismo tecnológico para localizar y saber donde están los hijos plantea esencialmente un problema de confianza e incomunicación entre padres e hijos. ¿Es necesario recurrir a ese cruel servicio contra la libertad individual de un hijo? ¿Nos está proponiendo una falta de comunicación entre padres e hijos? ¿Nos está diciendo que se debe vigilar a los hijos en vez de confiar en ellos?

En medio de la incertidumbre y el vacío comunicacional de las familias el adolescente es un ser inquietante para el mundo adulto porque siempre reclama lo auténtico fruto de la búsqueda en el camino de la autoafirmación.

Ante una situación con la que un padre o madre no está de acuerdo se debe permitir que el hijo exprese primero su propia posición y escucharlo. Luego plantear su opinión y tratar de llegar a un consenso con el joven en donde ambos tengan que ceder un poco para quedar satisfechos.

La actitud adultocéntrica, generalmente, impide cualquier forma de comprensión. No se puede ni juzgar ni valorar antes de hacer un esfuerzo para comprenderlos, lo que tampoco significa justificarlos todo, sino simplemente tratar de entender este distinto mundo adolescente para poder entablar diálogos de acogida incondicional.

La clave es que los padres aprendan a supervisar sin ser intrusivos. Y en esto es útil un rayado de cancha que se establezca en comunicación con los hijos. Es buena una conversación al partir cada etapa, para acordar los nuevos límites y que ellos entiendan que éstos se toman para cuidarlos.

La idea no es fiscalizar ni prohibir sino dar herramientas que ayuden a los hijos a administrar bien su libertad. La vigilancia tecnológica que se propone en el aviso no es un recurso o forma para hacer mejor las cosas. Es dificultar aún más las relaciones con los hijos. En vez de contratar ese servicio es mejor comunicarse cara a cara con ellos y demostrarles con afecto y tolerancia que se les tiene confianza.

Cuando no se cree en los hijos los padres siempre escuchan esta lapidaria frase: ¡Tú no me entiendes, papá!

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