viernes, diciembre 02, 2005

Ganar no es lo más importante: es lo único


“Los grandes parecen grandes porque se les mira de rodillas”

Esta frase tiene relación debido a los continuos fracasos de nuestros deportistas en las instancias de alto nivel y que en otras disciplinas o actividades también se ve y donde se amontonan las explicaciones y las justificaciones.

Siempre se habla mucho antes de competir pero sólo se triunfa en el discurso, en las palabras. Después, en la derrota, se habla para justificarse y dar explicaciones. Esa horrible tendencia nacional a creer que con palabras se hacen las cosas. Del dicho al hecho…

Comienza cuando el niño es pequeño y la familia no lo toma en cuenta, no lo dejan hablar porque es chico, no lo incentivan, no destacan las cosas que hace ni lo dejan tomar decisiones, Sigue en el colegio cuando al que se sale de la norma, por ser opinante o creativo, los profesores y los directores, conservadores y tradicionales por naturaleza, lo tratan de “niño problema”. Más tarde, en la vida universitaria y laboral funcionan con el mínimo esfuerzo porque nadie les va a decir nada. Y así se empiezan a convertir en chilenitos. Todo en chiquitito.

Más adelante, esta actitud se refuerza a través de los medios de comunicación con una mayoría de periodismo sumido en la mediocridad y que incentiva estas conductas justificando los fracasos, viviendo de los recuerdos y sin proyección de futuro. Periodistas que admiran y babean por cualquier cosa que se haga en otra parte. Admirando y promoviendo gentecita que no tiene méritos ni siquiera para salir en un medio de comunicación comunal. Siempre mirando al mundo de rodillas.

Basta ver, por ejemplo, en la televisión como casi nunca nos encontramos con ejemplos de líderes o innovadores chilenos, con cosas potentes que hagan creer que podemos hacer lo que pretendemos, sino que con mujercitas llorando sus penas u hombrecitos quejándose de la vida. Eso es noticia. Esa actitud de vida se refleja, después, en los resultados mediocres.

La actitud y la determinación marcan la diferencia en la personas. Un ganador tiene determinación, confianza, se siente líder, seguro de sí mismo, es competitivo, tiene resistencia para largas jornadas de trabajo y está dispuesto a tomar riesgos.

Cada día las carreras por la vida deben correrse para llegar primero, porque el triunfo final sólo se consigue ganando la mayoría de las veces. No mirando como otros lo hacen.

Pero como el nivel de competencia nacional es bajo en casi todo orden de cosas, enfrentados a instancias superiores que exigen dominar y doblegar una situación, a la mayoría le viene una terrible “colitis de miedo y temor en el cerebro”, se nublan y terminan perdiendo u ocupando lugares secundarios. Porque nadie les incentivó a creer en el triunfo.

El camino directo al fracaso es querer quedar siempre bien con todo el mundo. Siempre queremos ser buenas personas, para no molestar a nadie. Pero vienen de afuera y arrasan con nosotros.

Da lo mismo participar, cualquiera lo hace. Lo importante es ganar. Mostrar los dientes. Agrandarse en las situaciones difíciles y no terminar diciendo : “ojalá que lo próxima vez lo logremos” porque ese día casi nunca llega.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que tiene usted toda la razón al pensar de esta manera, a mí también ya me han cansado esos periodistas que se las dan de grandes personajes y que corren como niñitos tras artistas de medio pelo que vienen a Chile o que viven hablando de farándula arrastrando a los televidentes hacia la decadencia máxima en lo que a los cultural e intelectual se refiere.