lunes, noviembre 21, 2005

Otra vez de lo mismo…




Con las campañas para la captación de alumnos de las Universidades, Institutos y Centro de Formación Técnica, se empiezan a repetir las mismas frases publicitarias en casi todas las instituciones educacionales:

“Somos una real alternativa para los estudiantes”
“Formamos profesionales líderes para el siglo XXI”
“Nuestro quehacer académico se orienta a la demanda del país”
“Excelencia académica”
“Formación integral con docencia de calidad y del más alto nivel”
“Una moderna y completa infraestructura”
“De acuerdo a las necesidades del mercado y el avance tecnológico”
“Somos una institución en constante desarrollo”

Además, en las imágenes ponen de modelos una pareja de estudiantes (algunos muy mal elegidos) con los libros en la mano mirando a la cámara o trabajando en alguna sala, más el frontis de la institución. Ese es el máximo aporte creativo, salvo honrosas excepciones.

¿Cómo pretenden marcar la diferencia cuando todas dicen lo mismo? ¿Por qué no tienen un posicionamiento claro? Por ejemplo: Si un alumno tiene bastante dinero y desea estudiar alguna carrera de Comunicación Audiovisual con la tecnología más avanzada y con profesores conocidos. ¿Cuál Universidad buscará como primera opción? Piense usted un segundo. Exactamente, lo que está pensando. No la voy a nombrar, pero sabemos cuál es. Eso es un posicionamiento definido para un nicho de mercado. O si busca una Universidad que sea excelente en Marketing y Negocios ¿En cuál piensa?

En la publicidad educacional, como en cualquier otra, si se ve algo que se haya visto, nunca es lo suficientemente bueno. El lenguaje publicitario se gasta, como los ejemplos mencionados. Se deben decir las cosas como nunca nadie las dijo antes para ser relevante, memorable y generar recordación.

Al producto educacional hay que darle una “personalidad” ante el potencial postulante. No puede ser una institución más, entre muchas que hacen lo mismo, porque al final siempre es algo más de lo mismo.

Hacer algo trivial, ordinario, ya visto, es correr el mayor riesgo de la comunicación publicitaria: pasar inadvertido. Se debe decir la promesa con mayor fuerza que la competencia. Investigar para encontrar un “ángulo mental competitivo” y no sólo para buscar un slogan memorable,es la tarea.

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