viernes, agosto 19, 2005

Los candidatos presidenciales ¿Verdaderos líderes modernos?

Los actuales candidatos presidenciales, Bachelet, Lavín y Piñera, el margen de lo que dicen las encuestas, no representan, cabalmente para la opinión pública, un verdadero liderazgo moderno afincado en la mente y los corazones de quiénes creen en ellos. Movilizar fuerzas no es sencillo. La gente ya no corre al menor gesto y no es tan obediente.

En un mundo que avanza vertiginosamente se precisa un liderazgo sin límites, pero en este caso nos encontramos con un imperio de repeticiones conceptuales antiguas, estreñidas e incapaces de autorenovarse, cumpliendo los postulantes al sillón presidencial una función solamente de “apaga incendios”.

Los líderes modernos, para afianzar su posición, deberían abandonar los caminos gastados de la política para crear otros nuevos. Realizar un liderazgo cargado de significados para los futuros votantes, impulsando una credibilidad a toda prueba, de la que carecen hasta ahora.

Su función de líderes es enfocar y animar a la gente para que se centre en lo realmente importante, guiándolos en una gestión espiritual y no de micro gestión política. En este mundo convulsionado por las pasiones, la gente desea y busca a autoridades que le ayuden a dar sentido a la vida, que le aclaren la idea del país que postulan, de sus capacidades para guiarlos y de lo que quieren lograr en el mediano y largo plazo. Compartir con todos la razón por la cual optan a la presidencia, saber quiénes son y hacia donde van, representando una visión operativa con la suficiente fuerza y no una simple lista de deseos que va a la par con su vacío. La visión de un líder político moderno tiene que ser única y diferenciada para que la gente sepa a que está optando. Una visión clara, continua y coherente, comunicada una y otra vez. Para que no existan dudas.

La gente, en general, tiene cosas domésticas más importantes en su mente para preocuparse de las altas discrepancias políticas. Al ciudadano sólo le interesa en como van a “resolver problemas no resueltos”. Los líderes modernos tienen como trabajo ser generales y excesivamente concretos. Lo suficientemente claros como para que todos comprendan y sepan hacia donde van con sus propuestas.

Además de identidad, fines, visiones y metas, los candidatos deben potenciar el deseo de compromiso en la gente. Con la mano en el corazón ¿Alguna vez usted ha sentido un “minuto de emoción” cuando algún candidato habla de la visión de país? Un líder verdadero, que llega a la mente y el corazón, acepta la responsabilidad y se hace cargo de los problemas, con objetividad y sinceridad.

El mensaje es simple: orientación, tolerancia, interés y atención con las personas que van a votar en las próximas elecciones, predicando siempre con el ejemplo, para llegar al lugar que les corresponde y para donde todavía les falta mucho.

Entre líder y emprendedor va la cosa. Salirse de los marcos y estructuras tradicionales de la política. Innovar para crear lo que no existe. Crear cosas que el país no haya visto antes. Mientras los políticos tradicionales siguen lidiando con lo que existe, los líderes modernos se deberían enfrentar a todo lo contrario.

Seguir caminos menos trillados y salirse de las rutas preestablecidas es la opción para que la gente vuelva a creer en ellos para confiar y sentir que les emociona seguir a un verdadero líder con quién se está identificando. ¿Alguno de los candidatos se atrevería a modernizar su propuesta presidencial y liderar lo nuevo?

No hay comentarios.: